Cuando las personas mayores ya no pueden vivir solos

España es uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo. Eso es una magnífica noticia, pero hay que recordar que llega un momento en el que nuestros padres, abuelos, nuestros mayores llegan a una edad muy avanzada o sufren alguna enfermedad física o degenerativa y no pueden seguir valiéndose por si mismos como hasta ahora. Además, cuando uno de ellos enviuda, aun el problema es mayor porque la otra persona se queda solo/a y los hijos o familiares se preocupan de que puedan seguir viviendo solos como hasta ahora.

Y es en este momento cuando comienza una pequeña “revolución” y la familia se reúne para ver qué opciones hay para que estén cuidados y atendidos como se merecen.  En este sentido nos encontramos con varias opciones.

  • Que vaya a vivir con un hijo/a.
  • Que vaya a vivir a una Residencia
  • Contratar un/a cuidado/a interno/a.

Cada familia decidirá la más adecuada según cada circunstancia (poder adquisitivo, estado general de salud de su familiar, disponibilidad de tiempo de cada miembro de la familia) …

Por razones obvias me voy a centrar en daros algunos consejos en el caso de que la familia se decida por contratar una persona interna que se ocupe de sus cuidados y además realice todas las tareas domésticas.

 

  1. No contratar una persona en contra de su voluntad.

Muchas personas mayores no han tenido servicio doméstico NUNCA y mucho menos una persona INTERNA que conviva día y noche con ellos. Además, cuando están bien física y psíquicamente no consideran que necesiten un cuidador porque ellos se valen por si mismos (de hecho, lo han hecho hasta ahora). Ellos tardan mucho más en darse cuenta de que necesitan ayuda y solo la piden cuando, desgraciadamente ocurren algún accidente en casa o sufren alguna intervención quirúrgica que les hacen ver que necesitan ayuda.

Son numerosas las ocasiones en que me llama algún familiar solicitando la contratación de una persona interna para su/s padre/s porque ven ya ciertas cosas que les preocupa y que no quieren que sigan viviendo solos. Por lo tanto, realizamos el proceso de selección, pero cuando llega el momento de presentar la candidata, se cierran en banda y dicen que ellos no necesitan ninguna cuidadora.

 

En ese momento no hay que forzar la situación. Solo provocara problemas, conflictos y mala relación con la empleada que no se va a sentir valorada, ni apoyada.

También son numerosas las ocasiones en las que esa misma familia me vuelve a contactar pasadas unas semanas o unos meses para retomar el tema porque sus familiares ya se han convencido de que es necesaria un/a cuidador/a.

 

 

  1. Una única vía de comunicación y claras instrucciones.

En el caso de que la persona sea de una edad muy avanzada, que sea dependiente en cuanto a toma de medicación, menú especifico que debe tomar, aseo, visitas al médico etc.… debe ser la persona que hemos contratado la encargada de todas estas tareas, pero es muy importante que las instrucciones sobre estas cuestiones se las de una persona sola.

Hay veces que nos han llegado quejas de que en el cuidado de personas mayores cuya familia es muy numerosa, (normalmente cuando hay muchos hermanos) la persona contratada recibe varias indicaciones y/o instrucciones (en ocasiones contradictorias) por parte de distintos miembros de la familia. Esto no solo es contraproducente en el cuidado de la persona, sino que el/la cuidador/a recibe quejas por algunos miembros de la familia por hacer caso a otro y viceversa.

 

Todos los miembros de la familia, aunque haya discrepancias sobre la forma de tratar y cuidar a su padre/madre, deben ponerse de acuerdo sobre las instrucciones a dar y nombrar un “portavoz” que este al cargo de la comunicación con la persona que hemos contratado.

 

  1. Apoyo al cuidador/a y valorar su paciencia.

A veces las personas mayores pierden la paciencia, se muestran más nerviosos e irascibles y lo pagan con quien tienen más cerca. En este caso con la persona que conviven (el/a cuidador/a). Hay que tener comunicación a diario con el/ella, no solo para estar informados de todo lo referente a su familiar (si ha comido bien, como duerme, si ha tomado la medicación etc.…) sino también para hacerle ver que somos conscientes de la paciencia que demuestra en esas situaciones y lo mucho que agradecemos y valoramos su comprensión. También debemos comunicarle que no está solo/a y que cuenta con la familia para solucionar los problemas que surjan.

 

Como en el caso de las cuidadoras de niños, en este caso ponemos en sus manos lo que más queremos. Si es una persona responsable, y buena trabajadora debemos cuidarla para conservarla durante todo el tiempo posible. Además, las personas mayores les cuestan más adaptarse al cambio que los niños.

 

Un cambio no le gusta a nadie, así que, si la persona merece la pena, hagamos lo que este en nuestras manos para cuidarla, apoyarla y valorarla.

 

¡Gracias por leerme y compartir!

Laura Calleja