La formación a la empleada de hogar

Las personas que buscan trabajo como empleadas de hogar son, por regla general, extranjeras, muchas recién llegadas de sus países de origen y jóvenes que no tienen una formación, no solo de tareas domesticas sino de costumbres y normas de nuestro país. Normalmente tienen estudios básicos y la mayoría no tienen estudios superiores.

Por supuesto hay muchas candidatas que buscan trabajo en servicio doméstico que SI conocen todo o casi todo sobre costumbres españolas, cocina, orden y organización doméstica, limpieza de la casa, colada y plancha, cuidado de la ropa, tratamiento de manchas etc.. En este caso se trata de personas que llevan muchos años en nuestro país y tienen por tanto mucha experiencia en este sector o que han sido formadas normalmente por anteriores empleadoras que han dedicado tiempo y/o dinero en enseñarlas todo sobre esta profesión.

Pero lo que está claro es que la formación a la empleada de hogar sigue siendo una de las asignaturas pendientes en el sector doméstico.

¿Por qué es necesario una correcta formación a nuestra empleada de hogar?

En primer lugar, porque como hemos dicho antes normalmente vienen a España buscando trabajar y no han recibido nunca ninguna formación sobre tareas domésticas o saben lo básico. Pueden que hayan estado trabajando en casas donde no haya sido necesario que realizara algunas tareas que en nuestra casa si lo son (por ejemplo, el planchado de sabanas o de camisas de caballero o de trajes de caballero).

En segundo lugar, no podemos esperar que sean ellas las que inviertan en su formación (en cualquier otro oficio la persona se forma en lo que va a trabajar) porque sencillamente no tienen dinero para pagar dicha formación.

Y en tercer lugar porque la formación dignifica cualquier oficio y como cualquier oficio la empleada de hogar debe ser formada en el momento de su incorporación a su puesto de trabajo.

Si consideramos nuestra casa como si fuera una empresa ya que necesitamos empleados que hagan diversas tareas, la formación del trabajador debería ser a cargo de la empresa como en muchos otros puestos de trabajo.

La formación se entiende en 3 fases.

  • Teoría en la que se le explique a la empleada, normas, costumbres, pasos y organización en las tareas domésticas, conceptos básicos, productos para limpiar etc.
  • Practica. Ejecutar todas las tareas que hay que realizar practicarlas, practicarlas, practicarlas.
  • Supervisión para detectar aspectos a corregir y mejorar.

 

¿En qué aspectos hay que invertir en su formación y en cuáles no?

Muchas veces recibimos peticiones de clientes que, aun no habiendo ocurrido nada anormal, ni mucho menos grave con su empleada doméstica, deciden iniciar una búsqueda para encontrar a otra que cubran sus expectativas. A veces tienen a una persona que es muy competente en el cuidado de los niños, pero no sabe planchar o no cocina bien. Y quieren encontrar una que sea “perfecta” en todos los ámbitos.

Cuando tienes contratada una persona que cumple las expectativas más importantes como cuidado ejemplar de los niños, una relación muy buena con los niños, una actitud excelente en cuanto a comportamiento, carácter, colaboración e interés en agradar ya tienes el 80% de la persona perfecta en casa. El 20% que le falta se soluciona invirtiendo tiempo (o dinero) en formar a esa persona en aquellos aspectos que no domina. Normalmente en este caso suelo aconsejar que invierta en formación antes de decidirse a un cambio.

Por el contrario, si la persona que tienes en casa cumple tus expectativas con respecto al conocimiento de las tareas domésticas básicas como cocina, limpieza y plancha, pero es una persona cuya actitud no nos gusta (es fría con los niños, tiene un carácter difícil y/o es orgullosa y no se le puede corregir) solo tienes un 20% de la persona perfecta y lo peor no es eso, lo peor es que el 80% que le falta no se puede cambiar, por lo que la formación en su caso no es aplicable. En este caso suelo aconsejar que contrate otra persona.

Por lo tanto,

¿Qué aspectos podemos FORMAR? Aspectos técnicos y/o o de conocimiento sobre costumbre y normas: por ejemplo: la cocina, la plancha, el tratamiento de manchas, el cuidado de la ropa, el orden en los armarios y las estancias, la limpieza, la organización de las tareas, el aprovechamiento del tiempo.

¿Qué aspectos NO podemos formar? Carácter difícil, mala actitud, responsabilidad, impuntualidad, poca paciencia, mala actitud con los niños y en general con todas las personas que conviven en la casa….

 

“La aptitud se aprende, la actitud no”

 

 

Miremos la formación como una inversión y no un gasto

Después de todo esto puedes pensar: ¿Y si después de invertir mi tiempo y dinero en formarla se va? Obviamente puede pasar, pero así es la vida. Eso también pasa en las empresas y no por ello dudan en formar a sus empleados.

Si una empleada de hogar (como cualquier empleado) se siente:

Bien pagada

Bien tratada

Bien formada

Bien motivada y considerada……es muy muy difícil que se vaya. Y si a pesar de todo eso se va, piensa que seguro se hubiera ido, aunque no hubieras invertido en ella.

Si no tienes tiempo para formar a tu empleada o no dispones de los conocimientos necesarios para formarla, acude a profesionales.

Si tienes una empleada de hogar con muy buena actitud hacia el trabajo, dispuesta, responsable, amable y cariñosa, pero en algunas tareas domesticas necesita mejorar, no lo dudes llámame y te ayudare en ese “20% que le falta para ser la empleada de hogar perfecta!

 

¡Gracias por leerme y compartir!

 

 

Laura Calleja

Selección personal doméstico

Organizadora Profesional

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